Supera la tendinitis de los tibiales
Te mostramos cómo evitar esta molesta lesión.
Afortunadamente se van descubriendo los distintos orígenes de estas “delicadas situaciones” y por ello podemos tratarlas con mayor eficacia.Las tendinitis que ahora nos ocupan se originan por sobreuso crónico y también por desequilibrio dinámico entre los músculos anteriores de la pierna (más débiles) y los posteriores (mucho más desarrollados y fuertes, son los gemelos y el sóleo). Hay que recordar que en Medicina “pierna” es únicamente el espacio desde la rodilla hasta el tobillo,por tanto la pierna excluye el muslo y sus músculos. Estudiaremos a continuación la tendinitis del músculo tibial posterior y la tendinitis del músculo tibial anterior.
Estas dolencias se acrecientan cuando corremos por terrenos más irregulares o al tropezar forzando los dedos de los pies.También es frecuente este tipo de tendinitis en corredores de gran talonación, es decir,aquellos que golpean el suelo con violencia y “sonoridad”.
Nadie conoce mejor tu cuerpo que tú mismo, por lo que será de vital importante que prestes atención a las sensaciones que te ofrece. Recuerda que, en ocasiones, un paso atrás puede suponer dos adelante, no te fuerces más allá de tus límites o acabarás pagándolo. Una vez tengas claro este precepto, debes comenzar a realizar las siguientes modificaciones en tu rutina de entrenamientos para que todo vaya rodado:
En primer lugar, aunque duela más que la propia lesión, debes reducir tanto el kilometraje semanal como la intensidad, lo que te permitirá liberar de una carga importante a tus piernas y reducirá el estrés al que sometes a los tibiales. Poco a poco podrás incrementar estos niveles hasta alcanzar tu media habitual, siempre guiándote por las sensaciones que obtengas cuando te calces las zapatillas.
En segundo lugar, deberás sumarte a la religión del frío post ejercicio, sin fallar ni un sólo día, siete días a la semana, aquí no se descansa. Es importante que tomes buena nota de ello, porque será determinante en tu recuperación y, por ende, en el retorno a los habituales entrenamientos previos a la fatídica lesión. Después de cada entrenamiento deberás utilizar una terapia de frío para reducir la inflamación en los tibiales. Hazlo inmediatamente después de terminar, no esperes porque el tiempo juega en tu contra. Una vez aplicado el frío, date una ducha relajante, vístete y vuelve a aplicar frío en la zona afectada, repitiendo el proceso pasada media hora.
Importante: recuerda que la aplicación de frío no es una terapia exclusiva para después de los entrenamientos, y puedes emplearla en cualquier momento del día, cuando aparezcan pequeñas molestias o, incluso, a modo de prevención.
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TENDINITIS DEL TIBIAL POSTERIOR
La sensación que produce el cuadro clínico de “tendinitis del tibial posterior” es de dolor en la parte interna del pie, bajo el tobillo o en el mismo canto llegando, incluso, a la fascia plantar. Se puede confundir con la “tendinitis aquílea baja”, con la fascitis plantar o con la distensión del ligamento interno del tobillo, también llamado ligamento deltoideo. Por arriba, la tendinitis del tibial posterior, es dolorosa en la parte anterior del sóleo y en la del gemelo interno, especialmente en su tercio inferior. También duele al estirar gemelos flexionando el pie hacia la pierna.
El músculo tibial posterior se origina en la cara posterior y superior de la tibia y en la cara posterior del peroné, y se inserta en el hueso escafoides, en el calcáneo (o talón) y en las tres cuñas del pie y bases de los metatarsianos (los radios de los dedos) segundo, tercero y cuarto. Con esta amplia zona de inserción el músculo obtiene suficiente fuerza para conseguir volcar el pie afuera, haciendo que la planta mire hacia adentro. Por tanto (como el tibial anterior) es un músculo “inversor del pie". Accesoriamente el tibial posterior, a diferencia del anterior, contribuye a la flexión plantar del tobillo. Supinación y flexión de la planta del pie es lo que hace cuando nos apoyamos sobre el pie.
Las tendinitis del tibial posterior son frecuentes en corredores, y responden estupendamente al estiramiento suave, siempre que se haga correctamente. Por ello se recomienda que no falte este estiramiento, como el del tibial anterior, en la rutina diaria.Para estirar el músculo tibial posterior se flexiona la rodilla y se tracciona del pie (afuera la mano) volcando la planta hacia el exterior. Si tiramos de los dedos (especialmente,segundo, tercero y cuarto) notaremos una tensión por la parte interna de la pierna (delante de la zona interna del músculo sóleo). Mantener, sin dolor, durante al menos veinte segundos cuando hayamos localizado correctamente el músculo.
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