
Muy pocas personas hacen referencia a la parte de estiramientos y flexibilidad cuando entrenan o hablan de su entrenamiento.
Esto significa que están dejando de lado un aspecto importante de la aptitud física real.
Si pensamos en el acondicionamiento físico como un triángulo, un lado sería la actividad física, otro sería la fuerza, y otro sería la flexibilidad. Nadie debería renunciar a la flexibilidad ya que cualquiera de las tres partes es esencial para una buena rutina de ejercicio bien estructurado.

Aumentar la flexibilidad nos ayudaría en casi todas las tareas que realizamos a lo largo del día, desde salir del coche, hasta atarse los zapatos.
La Flexibilidad puede ayudar con la coordinación, por lo que tendremos menos probabilidades de caer, además dota a las articulaciones de experiencia en su rango completo de movimiento, lo que permite, sobre todo con la edad, estar más activo, ágil, y tener menos posibilidades de lesión.
Ser cada vez más flexible, puede significar el final de algunos tipos de dolor crónico, ya que muchos músculos tensos pueden causar dolor en lugares inesperados. Es bastante común en las personas adultas tener por ejemplo dolor en la zona baja de la espalda, y puede ser causado por una tensión muscular en las caderas.

Lo ideal sería, en vez de tener que recurrir a medicamentos para el dolor, atajar estos dolores, corrigiendo los desequilibrios de su cuerpo estirando correctamente. Siempre prevención antes que reacción.
Disciplinas como el Pilates, combinan fuerza con ejercicios de estiramiento, estirando los músculos y aumentando la movilidad de las articulaciones.
Por tanto es altamente recomendable tomarse un extra al final de cada actividad física para realizar estiramientos, cuando esto se hace con regularidad la sensación de bienestar es superior después del ejercicio, y la facilidad para realizar tareas cotidianas es mayor.
Un cuerpo joven, por definición, es un cuerpo flexible. El paso de los años, una vida sedentaria en exceso o la aparición de alguna enfermedad aceleran la pérdida de elasticidad. La práctica de ejercicio regular palia esta merma, pero hay otras fórmulas tanto o más efectivas. Los estiramientos musculares, con independencia de la edad o la condición física, son una fórmula idónea para mantener nuestro cuerpo flexible y retrasar los efectos del envejecimiento.
Los estiramientos son óptimos para quienes mantienen las misma postura durante mucho tiempoEn el proceso de envejecimiento, nuestras articulaciones se vuelven rígidas, el paso se acorta y nos cuesta girar el cuello, agacharnos para recoger algo del suelo, atarnos los cordones de los zapatos o salvar un obstáculo. Nos levantamos por la mañana algo rígidos, anquilosados. En el lugar de trabajo pasamos muchas horas de pie o sentados, realizando movimientos repetitivos, con posturas más o menos forzadas del cuello, espalda o extremidades, realizando esfuerzos o manipulando cargas. Pese a que para muchas personas no representa una prioridad, articulaciones, ligamentos, tendones y músculos son estructuras que hay que cuidar incluso más que nuestra figura y nuestro aspecto externo.

Para evitar que los músculos se debiliten, los ligamentos pierdan elasticidad y los tendones vitalidad, hay que hacer ejercicio de forma habitual. Ya en la década de los setenta los expertos dieron la voz de alarma: el estado de salud está directamente relacionado con la actividad física que se desarrolla. Sin embargo, son muchas las personas que, por una razón u otra, no pueden realizar ningún tipo de ejercicio físico o por su edad están limitadas para la práctica de estas actividades. Pero hay una que todos podemos realizar al margen de nuestro estado de salud y edad: estirarse. Todo el mundo puede aprender a estirarse, no importa la edad ni la condición física. Además, no son necesarias especiales aptitudes físicas.

Para estirarse no hacen falta equipos ni aparatos especiales. De hecho, se pueden realizar en cualquier lugar y a cualquier hora del día, sentado o de pie, en el trabajo o cuando se viaja. No son pocas las personas que sufren de dolores de espalda, contracturas de trapecios y dolor de cuello. Y no sólo afectan a los que trabajan delante de un ordenador, sino también a profesiones con actividad física intensa e, incluso, a los que realizan tareas caseras. El dolor de espalda se ha generalizado y, en la mayoría de los casos, las causas se relacionan con contracturas musculares que en numerosas ocasiones se solucionan con un adecuado programa de estiramientos.
El problema es que en la actualidad se anda poco, se utiliza mucho el coche, se huye de las escaleras y son demasiadas las horas que se permanece sentado ante el televisor? De hecho, los pequeños esfuerzos de la vida cotidiana han quedado desterrados por el uso de máquinas que hacen casi todo. Pautas para un ejercicio correcto

La clave del éxito está en la regularidad y la moderación. No se trata de batir marcas ni de desafío personal para ver hasta dónde se llega. Hay que hacerlo sin ánimo competitivo y sin prisas. Cuando el estiramiento es correcto la sensación es muy agradable. Los movimientos bruscos y violentos, de vaivén o muelle, así como estirarse hasta llegar a sentir dolor forzando las posiciones, es la manera incorrecta de realizar estos ejercicios, y pueden ocasionar lesiones. Hay programas de ejercicios de estiramientos para cada parte del cuerpo, grupo muscular, actividad laboral o deportiva y para los distintos grupos de edad. Para iniciarse, lo más adecuado es empezar por la mañana con algunos estiramientos relajados. Una ducha caliente previa facilita la ejecución de estos estiramientos que llevan unos 5 o 6 minutos. Por la tarde, o cuando se disponga de tiempo, se pueden realizar series de estiramientos que dan un repaso a todo los grupos musculares y que llevan de 10 a 15 minutos.

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